La presión mediática fue atroz, inhumana porque los negocios mandan. Que Cabañas ya pateó pelotas, que la pérdida de movilidad es imperceptible y todo depende del seleccionador “Tata” Martino. Podemos entender que en una publicidad en la que hacía rol de Mariscal decía que no había venido para quedar en cuartos de final y para promocionar la marca de servicios telefónicos preguntaba “¿Quien quiere ir conmigo al Mundial?”.
Entendemos que la promoción puede quedar sin mucho sustento con Cabañas fuera pero valoremos el lado humano.
El neurocirujano que lo trató desde un principio puso en duda la perspectiva de que Salvador Cabañas pudiera competir en Sudáfrica pero los negocios presionaron y se buscó minimizar el pronóstico.
Se manejaron informaciones artificialmente triunfalistas en aras de los negocios cuando lo recomendable era ser prudentes. Hasta hubo médicos que se prestaron al juego.
Ahora se dice oficialmente que Cabañas está fuera del mundial pero no es razón para ponernos tristes.
Claro, entendemos a los que invirtieron en él para ganar dinero pero como seres humanos alabemos al Altísimo porque uno de los principales referentes de la clasificación, luego de recibir un balazo en la cabeza, está vivo y recuperándose como esposo y padre.
El tata cuestionó la hipocresía
Cuando los medios presionaron al “Tata”, fue claro al señalar:“Lo digo sinceramente, me he mantenido siempre en silencio respecto a esto porque lo de él ha sido una situación tan grave, porque me suena injusto e hipócrita hablar del tema futbolístico".
"Me parece mejor que sus mujer y sus hijos hayan recuperado al marido, al papá, y ahí queda todo", sentenció el Tata.
Muy cierto y si para los negocios es posible que Cabañas vaya de turista a Sudáfrica, haga ganar dinero a sus inversionistas y pueda también él lucrar, magnífico.
Pero si no es posible que ello ocurra, comprendamos y celebremos el avance de su proceso de recuperación.
Que los negocios no quieran sobreponerse a lo humano.
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