“¿Estoy consumiendo todos los recursos que corresponden a mi generación y a las que vienen? El concepto de ciudadanía responsable va mucho más allá de decir simplemente, no soy un evasor de impuestos. Hoy día para sacar adelante a un país hay que hacer mucho más”. Sheila Abed, dirigente ambientalista y una de las responsables del Pacto Social del Bosque Atlántico del Alto Paraná, expone los cimientos sobre los que estriba esta iniciativa que construye una amplia alianza con empresarios, organizaciones campesinas y gobiernos locales para evitar que siga la destrucción de recursos boscosos, acuíferos de la Región Oriental del Paraguay, con graves consecuencias económicas, sociales y culturales.
“Siento que es importante que digamos que el país lo construimos todos y no creo que existan ni sectores ni gremios que tengan sólo una parte de la obligación. No se trata de que mientras gane dinero o mientras a mi me vaya bien o mientras yo pague mis impuestos….ciudadanía responsable se ejerce de una manera mas amplia, con conceptos de equidad intergeneracional” enfatiza Abed ante el avance de la frontera agrícola que implica la destrucción de la masa boscosa y la biodiversidad en la Región Oriental del Paraguay.
Qué es el Bosque Atlántico
Lo que se denomina Bosque Atlántico del Alto Paraná y que ocupa gran parte de la Región Oriental, está identificado como uno de los 200 lugares biológicamente más importantes de la tierra. Algo así como un "Arca de Noé" representativo del planeta según los expertos de la WWF (Fondo Mundial para la Naturaleza).
De hecho es la ecorregión que mantiene la mayor cantidad de remanentes forestales. Es parte de un ecosistema que abarca Argentina, Brasil y Paraguay, pero es en nuestro país donde se manifiesta la más alta tasa de deforestación. El índice es tan alarmante que organizaciones ambientalistas predicen que dentro de los próximos 5 años estos bosques dejarían de existir si se continúa con el ritmo actual. Los esfuerzos ahora apuntan a conservar los remanentes que aún existen e iniciar el proceso de recuperación.
Se necesita hacer un alto a la deforestación. Para ello es fundamental coordinar esfuerzos entre todos los sectores y desarrollar un plan racional e inteligente que permita la utilización sostenible de este Bosque.
Expertos ambientalistas sostienen que el desconocimiento de la mayoría de la población paraguaya sobre el valor y la importancia fundamental del Bosque Atlántico del Alto Paraná, no permite dimensionar la real gravedad del problema.
Sheila Abed, directora del Instituto de Derecho y Economía Ambiental (IDEA), una de las impulsoras de la iniciativa, explica que el Pacto Social del Bosque Atlántico del Alto Paraná es precisamente la instancia que se creó para tratar de conciliar intereses. Es impulsado por la oficina local de la WWF, el Instituto de Derecho y Economía Ambiental (IDEA), la Fundación Moisés Bertoni, la organización Guyra Paraguay, junto a organizaciones campesinas, empresariales, gobiernos locales.
Desde el punto de vista ambiental, se trata del patrimonio natural de la República y el objetivo es conservar por lo menos algunos de los remanentes boscosos ricos en biodiversidad y conciliar estos intereses con el desarrollo económico del país y en este caso con la producción de “commodities”, en este caso el que más expansión tiene, la soja.
El compromiso a lograr
“Todos debemos hacer un compromiso. Que los empresarios ajusten su modelo a por lo menos lo básico en protección de cuencas, de nacientes de todo lo que ya está en la legislación ambiental. Que los grupos campesinos a su vez trabajen por evitar la deforestación masiva. Los representantes de organizaciones ambientalistas tenemos que comprender que es fundamental el ordenamiento de recursos, crear corredores de uso más intensivo, otros corredores de conservación, en fin que cada uno asuma su compromiso de manera a poder conseguir la conservación de ese ecosistema”
Extender la frontera agrícola no siempre es la mejor solución, ni siquiera desde el punto de vista económico explica la experta en derecho ambiental y añade que “todos sabemos que en Paraguay existe una inmensa extensión de tierras en barbecho que no están siendo utilizadas de un modo eficiente y entonces el Pacto se propone recuperar estas tierras con fines productivos para no seguir extendiendo la frontera agrícola a costa de los bosques”.
Se está tratando de traer a todos los actores a la mesa de negociaciones. “Esto exige un trabajo bastante cuesta arriba porque muchas veces la gente radicaliza posiciones y no quiere abrirse a instancias de concertación”.
Son importantes las alianzas que se están haciendo sobre todo con los gobiernos locales y las organizaciones campesinas. “Todavía creo que falta mayor compromiso de los empresarios y gremios. Como siempre ellos son los más reacios a ingresar a esquemas en los que pueden ver afectados sus intereses pero debe cambiar ese enfoque porque no creo que se busque afectar los intereses de determinados sectores sino que más bien buscamos conciliar para que todos salgamos ganando”.
No se trata de parar el tren
Cuando le comentamos que algunos empresarios siguen sosteniendo que los ambientalistas frenan el desarrollo y se preocupan de mariposas y pajaritos, reconoce que se maneja esa concepción muy simplista. “De todas maneras lo que estamos buscando quienes trabajamos en conservación es que hay que pensar con visión de largo plazo. El cortoplacismo en la utilización de los recursos es algo que se paga caro y hay miles de experiencias en el mundo respecto a que no se utilizaron en forma razonable y racionalmente los recursos y se están pagando las consecuencias”.
Abed puntualiza que “no se trata de frenar el desarrollo sino de organizarlo, de ordenar los recursos, mejorar los procesos. Creo que vamos a salir ganando todos porque si todo sigue como hasta ahora, estamos en una línea que nos lleva a que en breve -WWF dice 5 años- ya no existan bosques remanentes y nos encontremos ante la pérdida de lo que fue y no tuvimos la capacidad ni las ganas de recuperar o de mantener”.
Comenta que la erosión de suelos es una consecuencia que se está pagando también el cambio en el régimen de lluvias, los desplazamientos de población por esas causas y naturalmente existen consecuencias económicas, ambientales y sociales. Un país que apuesta solamente a un rubro (soja) dentro de su esquema de desarrollo está en grave peligro. Todos sabemos que hay que diversificar la canasta”.
Rol de AVINA
Sobre el papel que juega AVINA en esta iniciativa, Sheila Abed señala que la importancia está en que está jugando un papel catalizador y valoró su rol facilitador de contactos, de unión de líderes y organizaciones porque son conexiones constructivas. Del mismo modo resaltó el involucramiento de los gobiernos locales en el proyecto. “Hay dos o tres experiencias muy interesantes de gobiernos que están tomando una participación mucho mas activa en el ordenamiento de sus recursos”.
Hay debilidades en la alianza con los empresarios y para Sheila eso tiene que ver con la des confianza, la falta de seguridad con relación a las verdaderas intenciones de las organizaciones ambientalistas y “es un deber que nosotros tenemos que cumplir y transmitir. Cuanto mas transparencia tengamos, cuanto mas se vea nuestro trabajo este clima de confianza irá creciendo”.
Sobre la perspectiva de que el país canjee el oxígeno que sus bosques generan por recursos financieros, la doctora Abed señala que es una posibilidad . Otros países se están beneficiando de ese esquema pero para incorporarnos a ese mecanismo no basta con tener bosques. Es preciso tener un país con estado de derecho, seguridad jurídica, un país donde haya gobernabilidad. Todas estas oportunidades existen, pero dentro de un modelo de seriedad, de un modelo de transparencia y en ese frente, queda un tramo importante que debemos andar, concluyó.
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