domingo, julio 09, 2006
Niña prodigio y su violín roban los mejores aplausos en noche inaugural de la Expo 2006
Se inauguraba la Expo 2006 y tras los duros discursos de ataque al proteccionismo de los países más desarrollados, el gigantismo estatal, apareció la música. Se presentó la Orquesta Ecológica de Tebicuary formada por hijos de zapateros, carpinteros, sastres, por canillitas de comunidades rurales y generó vivos aplausos. Más, cuando actuó Lucrecia, una niña no vidente y ejecutó como solista y con acompañamiento orquestal la “Polca burro”, los más sonoros aplausos inaugurales se los llevó merecidamente ella. Subimos aquí un fragmento de su descollante actuación.
El presentador Luis Graziani, sin intencionalidad, aportó el momento más
gracioso de la noche justo antes del momento más emotivo. En efecto, prestigiaba la concurrencia el Presidente de la República Nicanor Duarte Frutos y en un gesto de homenaje, en nombre de la orquesta y de Lucrecia, le dedicó la “Polca burrro”.
La inesperada como accidental carga de ironía no impidió sin embargo la concentración del público en la espectacular actuación de la niña. Todo debido a que ella –ansiosa por presentar su número- no dio tiempo a que creciera el efecto festivo de la dedicatoria políticamente incorrecta e inmediatamente atrajo la concentración pública hacia ese impecable cuarteto de niña-arco-violín- arte.
Sonidos de la Tierra
La orquesta infantojuvenil es una de las tantas creadas en más de 30 localidades campesinas como parte del proyecto Sonidos de la Tierra que fomenta la integración social y comunitaria mediante la música. Este emprendimiento es liderado por Luis Szarán, director de la Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Asunción y apunta a involucrar a 3 mil jóvenes y sus comunidades en acciones de desarrollo humano sustentable.
La causa tiene un componente estético y está produciendo transformaciones extraordinarias en la visión y la conducta de las comunidades porque el arte musical ocupa positivamente a niños y jóvenes, moviliza a sus padres tras una actividad noble, predisponiéndolos a asumir actitudes constructivas en otros frentes de su vida social.
En alianza con la organización Tierranuestra, Sonidos de la Tierra ganó un premio de 500 mil dólares de la Fundación Skoll y esa suma está siendo destinada a la expansión del emprendimiento.
Aplicado a grupos de riesgo, el proyecto musical tiene la virtud de alejar a los jóvenes de la droga y otros vicios. Szarán ha hecho un lema de la frase: “Quien a la mañana ejecuta a Mozart, a la noche no rompe vidrieras”. Pero se rompieron las emociones cuando Lucrecia interpretó la “Polca burro”.
Formadora de músicos y "luthiers"
Sonidos de la Tierra no es solamente un proyecto artístico; también crea escuelas de música y forma artesanos en la construcción (lutería) y reparación de instrumentos musicales no tradicionales como violines, contrabajos, percusión etc.
Capacita a portadores de la memoria cultural mediante programas de rescate para recuperar y reconstruir la cultura musical regional a través de diversos medios para su protección. En cada localidad se seleccionan talentos individuales que reciben becas con asistencia técnica y económica a fin de dotarles de una sólida formación de modo tal que puedan asumir el liderazgo de las actividades musicales de su ciudad.
Desarrolla su programa con un equipo de profesores itinerantes altamente capacitados que colaboran en la búsqueda de talentos musicales para proyectar una nueva generación de ciudadanos con sólida formación cultural.
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