Resistencia Ciudadana nació como una movilización eminentemente ciudadana y nuestra opinión es que debe seguir siendo del mismo modo, una herramienta de la ciudadanía. En la propuesta de reglamentación que publicamos en esta misma página, se dice que es "una herramienta cívica conformada por organizaciones sociales y políticas reunidas con el objeto de fortalecer y mantener la plena vigencia de la democracia en el Paraguay". Que los apurados de siempre, no hagan malograr un proceso trascendente.
Hay correcciones de estilo que deben hacerse indudablemente como repensar el término "mantener" (la plena vigencia de la democracia) porque la mantención es una tarea más amplia que depende también de los poderes del Estado, las FF.AA., etc. Lo que habría que plantear es apuntar al control ciudadano de la gestión de los gobernantes y promover el entrenamiento cívico a fin de ejercer un rigurosa vigilancia para lograr cada vez mejor gobierno.
Pero nuestra preocupación central en torno a la propuesta, es que el proyecto de reglamento, abre Resistencia Ciudadana a las organizaciones políticopartidarias. Debe ser exclusivamente de organizaciones de la sociedad civil que tienen objetivos diferentes porque pretenden ser un contrapoder. Su pretención no es alcanzar el poder como ocurre con los partidos políticos.
La grandeza y virtud de Resistencia Ciudadana en aquella histórica noche del 29 de marzo radicó en que fueron representantes salidos de su seno los que hablaron y expusieron la posición ciudadana a pesar de que los partidos políticos se esforzaron hasta más no poder para tomar el protagonismo central y obtener rédito.
Jamás podríamos ni deberíamos oponernos a que en caso de movilización de protesta o de advertencia al poder público, vayamos a ampliar la fuerza de manifestación con sectores políticos que coinciden con la manera de ver de la ciudadanía pero no debe haber riesgo de contaminación de los propositos de la movilización.
Muchas organizaciones de la sociedad civil tienen vedado por Estatutos encarar acciones políticas partidizadas y no es recomendable incorporar al reglamento figuras que en vez de sumar, irán a restar fuerza a esta iniciativa absolutamente necesaria para estimular a la población civil paraguaya a levantar la visión hacia la calidad de gestión del poder político a fin de participar críticamente en la construcción de la mejor vida institucional de la República.
Nada impide concertar
La agenda de Resistencia Ciudadana debe ser ciudadana, totalmente desvinculada de la agenda de los partidos aunque, como señalamos, en cierto momento pudieran coincidir. Nada impide ni debe impedir concertar con organizaciones políticas pero sin embargo, primero es fundamental construir un mínimo de consenso entre los más diversos sectores ciudadanos, lo que con participación de partidos, será mucho más difícil.
Prioritariamente, deberíamos avanzar hacia el interior de la ciudadanía y una vez que haya un cimiento más sólido avanzar hacia el exterior. Nuestro temor es que pretendiendo apresurar pasos, desarticulemos una iniciativa valiosa que apenas está en construcción.
Que los apurados de siempre, no hagan malograr un proceso trascendente.
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