sábado, julio 01, 2006

Las primeras lecciones que nos va dejando el Mundial son aplicables a la vida cotidiana

Brasil cantó victoria antes de tiempo. "Hizo flamear" su bandera en la Torre Eiffel y habló de "paseo en Francia". De la soberbia extrajo un duro aprendizaje. (Portada del Diario Lance, antes del partido)

Organización. Que ejemplo de organización. Ni un papel de caramelo arrojado al campo y sin embargo la pasión del público expuesta al máximo. Que aprendizaje valioso. La decencia es compatible con el entusiasmo, con la alegría y la bronca. Brasil fuera del Mundial es una lección de que la soberbia le pone una zancadilla a los mejores. La inspiración sin transpiración es para los poetas y filósofos, no para el futbol o el trabajo. Paraguay despedido mucho antes de lo esperado, marcó la vuelta de un complejo de inferioridad que no terminamos de superar. Argentina afuera, también es una consecuencia de complejos que están más allá del futbol.

Un hecho importante a tener en cuenta es que hasta los terroristas respetaron la sana pasión y el deportivismo. Hasta el momento no se descubrió ningún complot y era el gran temor de los organizadores. Esto refuerza que el deporte integra y que los griegos fueron sabios cuando fundaron las olimpiadas aquellas que hacían que se interrumpieran las guerras para dar paso a las competencias deportivas.
Portugal es uno de los grandes ejemplos a seguir con una actitud ejemplar de su equipo y el juego solidario. Sin tantos nombres puso mucho corazón. Un espejo en el que Brasil se ha de mirar porque fue la gran decepción. Y no hay excusas para un plantel ensoberbecido que entendió erroneamente que para ganar el Mundial era suficiente el peso de la camiseta.
El mensaje que llevó a la competencia planetaria era que el plantel tenía un valor que superaba los 400 millones de dólares y que nombre por nombre, la balanza estaba de su lado. Se vieron campeones antes de sudar pero cuando entraron en la fase decisiva de la competencia, el cartel no fue suficiente. Hizo falta el esfuerzo que no apareció. Duro aprendizaje.
Argentina que también tenía pretenciones, las dejó por el camino porque su técnico sufrió el "síndrome de Maño" y planteó un juego defensivo cuando tenía elementos para ganarle a Alemania. Todo el mundo habla de Messi, el "nuevo Maradona", el joven futbolista más espectacular que ha surgido en los últimos años. Messi nunca ingresó al partido porque el técnico tenía en mente un juego especulativo. Es difícil entender esto de tener al mejor jugador del plantel y no utilizarlo.
De las grandes estrellas que fueron al mundial, se destacó hasta ahora Zinedine Zidane, el "viejo" frances que eligió este escenario para cerrar su carrera. Jugó en serio y puso toda la sabiduría para contribuir a la eliminación de Brasil. Lo recordaremos.

La cobardía del Maño
El responsable del equipo -dirigente de la sociedad civil- debió poner la cara así como lo hicieron otros técnicos cuyos equipos fracasaron. No. Dijo que quedaba en Alemania para ver más partidos pero era un cuento. A escondidas retornó a Uruguay donde se encerró. Dejó entrever que presentaría su renuncia pero no, espera seguir cobrando sus haberes, escondido en su casa uruguaya.
Ese es otro aprendizaje. Hay que saber rendir cuentas y esto es válido para todos los ordenes y quehaceres de la vida. El compromiso debe ser ese. No se puede tolerar que quien administra expectativas ciudadanas, por más deportivas y no políticas que sean, eluda sus responsabilidades. Si triunfo bebo las mieles y si fracaso, me escondo. Eso no puede ser. A poner la cara así sea miel o hiel.

Los nuevos piqueteros informáticos
Otro hecho llamativo es que los coreanos protestaron porque en el partido que su selección jugó contra Suiza -país al que pertenece el presidente de la FIFA, organizadora del mundial- entendieron que dos goles estaban viciados y fueron los que produjeron su eliminación. Protestaron enviando más de 4 millones de mensajes al portal de Internet de la FIFA que colapsó hasta que se bloquearon los correos provenientes de Corea.
Esto representa una interesante experiencia. Es una canalización de la bronca mediante el uso de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (tics). Los coreanos molestos, se convirtieron así en piqueteros informáticos que no les sirvió para que se repitiera el encuentro pero hicieron saber su protesta por lo que consideran una injusticia.

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