Lo más extraordinario que le puede ocurrir a una sociedad es que los políticos sepan interpretar las inquietudes ciudadanas y que la agenda cívica sea transferida a la dirigencia política para convertirse en agenda de gobierno. Esa sería una moderna democracia y la fachada de ese concepto, ya está en las portadas de los diarios de hoy.
Dios quiera que Monseñor Lugo quien será el principal orador de la protesta, no se deje enternecer por las palmaditas de los opositores y lance también algunas consideraciones críticas hacia la actitud de quienes con demasiada frecuencia se declararon intérpretes de las inquietudes ciudadanas –así como ahora y en forma exultante se declaran en vísperas de la marcha- y una vez en el poder, desarrollaron su propia agenda de espaldas a los intereses mayoritarios.
Hace unos días exteriorizamos el temor de que los políticos irían a robarse el protagonismo de la protesta y aunque algunos coincidieron con esa visión, otros nos criticaron por nuestra incapacidad de sumar y por plantear pensamientos que más bien contribuyen a fragmentar.
Nosotros entendemos que la protesta debió ser ciudadana. Sin participaciones partidarias. Es un ejercicio que nos debemos, una prueba que necesitamos sortear una y otra vez hasta consolidar un proceso de maduración cívica. Llegará el momento en que como poder ciudadano organizado, estaremos en condiciones de concertar con objetivos mucho más ambiciosos y viables.
Para mí, el acercamiento de los partidos políticos es simplemente un acto ventajista. Si hasta ya se diagramó cómo y dónde debe ubicarse la sociedad civil, ahí arrinconada entre los fanáticos de distintos sectores de oposición. No fue posible o se decidió de un modo diferente porque se partió de premisas diferentes y hay que aceptarlo y tenemos que estar ahí presentes con pancartas, con banderas paraguayas, con nuestras opiniones y cuánto más seamos, mejor.
No estribamos en conceptos egoístas o en criterios de fragmentación. Pero, no vemos a los partidos políticos sumarse a las protestas de los maestros o de los campesinos porque se declaran fieles intérpretes de las preocupaciones ciudadanas. Los Partidos también hacen su análisis costo-beneficio y hallaron que esta marcha ciudadana les beneficia y ahí quieren izar sus banderas.
Es un aspecto interesante que debe analizarse más profundamente y que desde luego va a requerir de una evaluación posterior a la marcha. Ojalá seamos una absoluta mayoría y que lo que comuniquemos con este acto sea un mensaje claro, indubitable y que nuestros temores exteriorizados en la previa, sean sólo mera anécdota mañana a la hora señalada. Partimos desde luego de que es sólo un principio y que luego quedará una base para dar nuevos pasos hacia el fortalecimiento de la gestión ciudadana.
Ayer mientras veíamos la imagen de los políticos tratando cada uno de posar con su mejor perfil ante las cámaras de los medios y tratando cada uno de sobreponer al del otro, sus declaraciones, nos ilusionamos –en nuestro Paraguay carente de liderazgos creíbles- con la figura de Fernando Lugo, ahí en medio de todos.
Ya hemos probado con burócratas, ingenieros, empresarios pero todavía no tuvimos una oportunidad como la que nos puede brindar Lugo.
Sólo pensamientos, reflexiones desordenadas, mientras planchamos nuestra bandera paraguaya para el acto de mañana.
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La foto es portada de abc color
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